Y entonces… ¿de qué ha servido todo?
Tanto amor, tanto odio, tanto dolor… tanto aguantar la rabia y las ganas de golpearte e irme dejándote sangrante.
Los sacrificios cayeron al olvido, tanto que perdimos en nombre de algo que pensamos que podíamos compartir juntos, como enamorados.
Ahora me doy cuenta de que no hubo tanto amor como pensábamos, ni tantas promesas, ni tanta felicidad, simplemente nos dimos la mano el uno al otro en un desesperado intento para dejar de caer de una vez por todas, y si, te lo agradezco… y si, te quise y aun ahora, después de todo el tiempo y todos los sucesos pienso en ti… y aun, aunque no debería me preocupo por ti, sé que no servirá de nada pues siempre te expones al peligro, como si los cuchillos no pudieran cortarte, pero ese siempre ha sido mi derecho y será mi deber, cuidarte, preocuparme, y llorar por ti el día en el que mueras.
Pero aun no estás muerto, y aunque siempre has estado presente en mis recuerdos, has regresado a mi vida… Quieres tomar mi mano y no puedo permitirlo, pues mis brazos están alrededor de un futuro que anhelo con toda el alma… Te ayudare, claro, soy tu amiga y en mucho, tu hermana.
Y si, duele… duele rechazar definitivamente las frías madrugadas en las que caminábamos en los lugares menos transitados, abrazados para no pasar frio aun teniendo abrigos en casa, duele darle la espalda a tanto amistad y a tantos recuerdos… No es fácil dejar a su suerte a quien siempre intente cuidar y quien siempre cuido de mi, aunque se, y me alegra estar segura de ello que tú te cuidaras solo, como siempre, se que comerás mal y que en ocasiones dormirás bajo la lluvia… pero también se que tu deseo por vivir (aun en una existencia destructiva) es grande.
No será fácil saber que es definitivo, saber que estaremos a la deriva, pero en distintos mares.
Sé que no guardas resentimiento, se que apoyas mi decisión, pues ambos sabemos que es lo mejor… Y aun así, deseo explicar lo que siento y las razones de lo que he decidido…
Y si bien no es sencillo, se que gracias a esto algún día la felicidad me invadirá, cuando descanse en los brazos de mi esposo, y entonces tu, mi amigo, serás un tenue recuerdo desvanecido por los años, y todo lo vivido juntos simplemente será una historia, como ejemplo para los hijos que tendré, de que nunca tomen el camino que ambos transitamos.
Ahora solo me queda desearte paz, mucha paz cariño…
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