Ellos eran complicados. Él la atraía y la repelía con la
fuerza que exudaba, la misma que uso para conquistarla inadvertidamente. Ella
lo deseaba, con fiereza y con ternura, deseaba envolverlo en su carne y hacer
que se quedara junto a ella para siempre.
Ella decidió quererlo, sin ninguna condición, por la satisfacción
que le daba refugiarse en la magia que él inspiraba en su interior. El decidió
recibir su cariño, disfrutarlo y recordarlo.
Pero había algo que ella había olvidado, y era la exigencia y
la impaciencia que hacia parte de su personalidad, al mismo tiempo que él olvidó
la importancia de los sentimientos bonitos, y la estabilidad ofrecida.
Lo recordaron.

Él quiere estar seguro, ella desea ser querida, deberían estar
juntos… Es una lástima que no se encontraran en el mismo mundo.