lunes, 11 de enero de 2016

...



Y después de tanto tiempo, el amor sigue siendo el tema.

Debo demasiado, pues he salido indemne de jaulas que he construido y de situaciones desastrosas que yo misma he orquestrado.

La pregunta no es acerca de qué es lo que quiero, sino de si quiero algo realmente.

Yo puedo desear todo, pero puedo vivir sin nada, puedo no querer nada, y aspirar a ganar medallas de oro.

La vida ha comenzado a pasar, a pasar, frente a mi, y en ocasiones, subo con ella a su aterrador carrusel, ambas gozando con la imagen de nuestras huellas sobre la superficie blanda de las pasiones.
Y en tanto la vida pasa, el mundo empieza a convulsionarse, haciendo temblar la tierra bajo mis pies, y yo tengo que mantenerme. Sin importar que se lleven los terremotos, yo me convulsiono con el universo también, en ocasiones.

Tantas vidas se viven, tantos individuos en la atestada tierra, y nos preocupamos por aquellos problemas triviales que nuestro cerebro elige.

El amor, ese sentimiento al que he consagrado tanto de mi tiempo, sintiéndolo, y más que nada, buscándolo, necesitándolo, anhelándolo, y ahora, dudo de su mera existencia. Tal vez el amor se marcho con esas novelas románticas, con esas heroínas míticas que yo jamás pude ser.
Quizás soy una impostora, tal vez soy la que goza del amor, pero a pesar de sentirlo, jamás deja que la toque, jamás deja que cambie su determinación.

¿El amor ha servido de algo? Solo ha sido mi compañero itinerante de viaje y en esos momentos junto a él mi rumbo no ha cambiado, ni mi velocidad, ni mi voluntad. Veo tantas personas a la vera del camino, las que construyen hogares con el amor eterno, veo otros que cambian sus caminos, con la mirada alegre y emocionada, tomado de la mano con su amor, ambos observando un destino común.
Y yo, yo a veces simplemente converso con él, bailamos un poco, y, lo dejo ir, mientras que veo como sus ojos brillan de codicia al observar el destino que no compartimos.

 Tal vez mi amor está destinado a ser así, fuerte y emocionante, pero itinerante y pasajero. Y no lo refuto, no lo lamento, solo lo contemplo, y en mi más secreto interior, me regocijo con ello, el amor no me amarra, no me domina, no comparte mi destino, y entonces, podré ser siempre yo, sin renunciar al camino jamás hasta llegar hasta donde sea que quiera llegar.


Y este texto, tiene como titulo puntos suspensivos, porque no se merece un nombre, ya que no tengo ninguna idea, en absoluto de lo que vendrá ahora, pero no es una continuación, no es un nuevo comienzo, simplemente, es un Veremos…

domingo, 10 de enero de 2016

Ahógame

Ahógame, que no quiero respirar bajo tu piel, ahógame, que quiero hundirme en tus deseos y tus ansias.

Ahógate en mis profundidades, en mis gemidos, nada en mis fluidos... Quédate en la inmanencia de mis orgasmos.

- 08/04/2015