lunes, 27 de agosto de 2012

Amante


Las lágrimas bailaban en sus ojos, queriendo verter el torrente de tristeza que oprimía su corazón... Sin embargo, ella hizo acopio de toda su voluntad, y sus mejillas permanecieron secas.

Estaba desnuda en su cama, como tantas veces había estado... El se había ido hacia poco, después de haber disfrutado de su cuerpo y de su habilidad en la cama, después de haberle contando como estaba sufriendo por la mujer que amaba, después de haberle repetido por enésima vez lo enamorado que estaba de su esposa.
 
Observo las velas apagadas, la iluminación ambigua de la habitación, su ropa a los pies de la cama... Su reflejo en el gran espejo... Sabia que a pesar de lo complaciente y hermosa que era, el la dejaría sin dudarlo cuando su esposa se enterara de que había algo entre ellos y lo pusiera a elegir.

En tanto se levantaba de la cama, la golpeo una vez más la certeza de que en el mundo de aquel hombre, ella significaba muy poco... Se dirigió al comedor, y empezó a recoger los platos con la deliciosa cena que le había preparado, la cena que el no degusto, pues había invitado a su esposa a comer en un famoso restaurante.

Sentía que no se podía mantener en pie, y de nuevo se dirigió a su habitación, recostándose en la cama en la que a pesar de haber tenido sexo con ella tantas veces, el nunca se había quedado dormido...

La soledad la oprimía, y el recuerdo de aquel hombre en ese mismo lugar, no la dejaba tranquila... Aun la invadía la sensación de su aroma y del roce de su piel, la sensación de que la penetraba y la poseía.

Lo hacia con ella de una forma violenta y salvaje, tratando su frágil cuerpo como un objeto sin valor, de su propiedad... La trataba de una forma que ella sabia, nunca se atrevería a aplicar con su preciosa esposa.

Continuamente se preguntaba que se sentiría hacer el amor con el y no solo danzar como animales en el rito del apareamiento... Se preguntaba como se sentiría que el tomara su cuerpo con cuidado, que la tratara con cariño... Que se viera reflejada en sus ojos llenos de amor, y no solo de lujuria.

Sin embargo, sabía que nunca llegaría a recibir de él algo semejante.

No era mas que su amante, una muchacha ingenua y enamorada que le daba lo que el quería cada vez que lo deseaba.

Era una súbdita incondicional... Una mujer que intento separar su cuerpo de su corazón, y fallo... Que creyó que todo lo podía controlar con su hermosura y la humedad entre sus piernas... Y que ahora estaba sometida y encarcelada.

Siempre al servicio de aquel que nunca la amaría.

miércoles, 16 de mayo de 2012

En el puerto (Soledad: Un aparte)


El barco ha zarpado, lo veo alejarse, y observo también a los hombres sonrientes despidiéndose de sus mujeres y sus hijos, con promesas en los labios... Observo a esos hombres, destinados a convertirse en simples cadáveres, en objetos hinchados testigos de una violenta muerte y de un destino aun peor... Todavía viven, aun respiran, sonríen sin miedo... No saben lo que yo se, ni lo que sabe su monarca, son simples peones, en este terrorífico ajedrez.

Puedo volverme y caminar hacia mis habitaciones, puedo divertirme con mis doncellas o puedo visitar al rey, sin embargo, al ver alejarse la imponente nave, comienzo a sentirlo…

¡Me ahogo! ¡Me ahogo!

Siento el agua salada entrando en mi nariz, y quemando mi garganta, ahora soy yo la que se esta hundiendo en el mar, lejos del reino, de mi rey, de toda esperanza de salvación… No puedo respirar y aunque aun tengo fuerzas para nadar, no logro ver la superficie… Todo se ha sumido en la negrura, en una oscuridad húmeda y amenazante, completamente letal.

Estoy a salvo en el castillo observando como las olas golpean el casco del barco, pero siento como mi alma se ahoga en aquel tempestuoso mar.

Quizás es una señal, quizás el tiempo de la seguridad ha terminado… Tal vez es momento de dejar el puesto de reina y señora, y volver a mis raíces, a los vestidos bastos, a las anheladas armas, a los bosques y la libertad.

Sin embargo, la sensación remite, y el ahogo desaparece dejando el desagradable rastro salado en mi garganta… Volveré, pero este no es el momento, el cadáver que tanto amo no ha invocado mi nombre, y yo aun puedo caminar con tranquilidad para sentarme a la mesa de mi querido rey.

viernes, 27 de abril de 2012

En el infierno...





He ardido en el infierno y aun entre las llamas he sido testigo de los actos más gloriosos… En el infierno no todo es malo ni corrupto… En el infierno se derriten las mascaras y cada uno muestra su rostro, limpio de cualquier maquillaje… Cada quien, sin importar lo que haya hecho, o cuanto odio anide en su corazón, deja fluir su verdadero ser…

Aquí todos somos iguales, sin jerarquías ni clases, no hay buenos ni malos, pues todos sabemos lo que somos… Y lo disfrutamos.

Es hermosa la imagen de las llamas bailando al mismo ritmo de nuestros espíritus, es inspirador aquel rojizo resplandor reflejado en las negras paredes… Es absolutamente sublime la historia de cada uno de nosotros y de los crímenes que cometimos para estar aquí.

Es un castigo, dicen ustedes… Pero para nosotros no es así, pues podemos ser como nunca nos dejaron… Aquí todos somos hermanos.

En el infierno, en el infierno también existe el bienestar y el amor… Solo fuimos juzgados duramente.
En el infierno estamos, y aquí nos quedamos.

En el infierno existe la felicidad sin ataduras, existe el llamado primitivo al que, a diferencia de ustedes, nosotros podemos atender… Existe la satisfacción y el éxtasis.

Y sin embargo, en el infierno también hay un espacio para la paz y la tranquilidad, donde estas tu y estoy yo… Y entonces, todas las llamas se recogen en mí y ellas emanan eternamente en una cálida y loca pasión, hacia ti…

Entonces, en el infierno ya no habrá castigo, ni solo satisfacción… Las llamas menguaran, los jueces se alejaran y el mal dormirá… Solo el amor quedara.

domingo, 22 de abril de 2012

¿Por qué?

Es la pregunta que atormenta mi mente, que siempre la torturara… ¿Por qué han pasado tantas cosas sin justificación alguna?...

¿Por qué la vida corre de una manera tan errática? ¿Cómo se puede ser princesa y bruja? ¿Cómo se puede ser infeliz en el bienestar y la comodidad?...

¿Por qué las cosas valiosas se pierden de una manera tan desapercibida, como si fueran meros recuerdos de pasadas melancolías?

Es frustrante no poder responder a tantas incógnitas… a tantos cuestionamientos…

¿Por qué vivi una vida tan rápida? ¿Por qué me desgaste de una manera tan fugaz?...

¿Por qué rayos desaproveche la mejor historia del mundo? ¿Por qué me negué a ser coronada reina?

¿Por qué escrbo esto, tan errático… tan descontrolado…?.

¿Por qué ahora ni uno solo de mis cabellos esta fuera de lugar? ¿Por qué se ha perdido mi fiereza tan temida?

Añoro y extraño, pero también repudio y desprecio…

Ha dejado de ser fácil escapar de los recuerdos… y ha empezado a ser prioritario rescatar una vida que negué…

Hurte mi fortaleza, y no me permití tener debilidad… Y ahora no me encuentro en el derecho de usar ninguna de las dos…

Tanto amor, tanto odio y tanto poder… Todo para terminar arrastrándonos en el anhelo de una magnificencia perdida…

Al menos me consuela no estar sola en esto… Me consuela no ser la única que extraña, pero que detestaría volver…

Somos muchos, y a la vez ninguno, porque todos nuestros nombres han muerto…

Porque todos y cada uno de nosotros, todas nuestras presencias tan fuertes… Todos los que fuimos tan importantes ahora solo somos recordados como repudiables fantasmas.



Y la realidad es que aun quedan muchas preguntas por resolver, todas están en mi cabeza, todas me atormentan... Pero la respuesta que daré a cada una de ellas, me liberara un poco mas cada vez... Y entonces, por fin, volveré a ser...