miércoles, 6 de febrero de 2019

De la urgencia de un final...

Necesito que mueras, necesito que te extingas de mi pensamiento, de mi boca, de mi piel.

Necesito que fallezcas, que desaparezcas, que fenezcas, que todo tu recuerdo, que toda la confusión que trajiste contigo, desaparezcan.

Que vuelvas a ser lo que eras, sin ninguna particularidad especial, sin ninguna atracción especial, requiero que retornes a tu papel irrelevante, a ese papel que no me mantenía despierta en las noches.

Necesito no pensarte, necesito no analizarte, no repasar tus palabras e intentar distinguir en ellas, inútilmente, la verdad de la mentira.

Necesito que tu nombre no me atormente, necesito volver a darle libertad a mis manos sin temor de que te escriban.

¿Cómo puedo existir así?

Eres puro desasosiego, pura ansiedad, pura curiosidad y pura emoción, todo sin ningún razonamiento, todo sin ninguna lógica.

Nada me ofreces, nada me das, ni siquiera un resquicio, una cuerda, una abertura, nada, nada, nada me entregas, nada me pruebas.

Y lo poco, lo remoto que te arranco, me lo arrebatas.

No estas disponible para mi, tengo que dejar de mentirme, no puedes ofrecerme nada de eso a lo que estoy acostumbrada.

Eres la pregunta que revolotea en mi mente todo el tiempo, incluso te has escabullido en mis sueños, incluso te veo ahí.

¿Cómo? ¿Cómo es posible?

Yo soy la asesina, yo soy la victimaria, y aún así quiero arrodillarme a tus pies y ofrecerte mi cuello, para que tu ni siquiera te dignes a levantar la espada en mi contra, pues no merezco tanto de tu energía.

¿Qué está pasando?

Lo he tenido todo, todo el amor, toda la compañía, toda la disposición, a todo he accedido y te quiero a ti, que no tienes nada de eso para dar.

¿Entonces por qué? ¿Qué es lo que me ofreces?

¿Es mi propia irrelevancia lo que me excita? ¿Es tu frialdad, tu inconstancia, tu corazón comprometido?

Tal vez es la forma en la que me tratas, tal vez es el puro masoquismo lo que me lleva a orbitarte, a esperarte.

Esperarte me mata... Me mata que no me necesites tanto como yo a ti, que no me requieras con tanta vehemencia, que no me desees tanto.

Aun si es estúpido, aun si no tiene lógica, aun si perdía lo mejor, por el dolor... Yo te hubiera elegido a ti, si me hubieras dejado.

(Disfruto tu muerte)

No hay comentarios:

Publicar un comentario