lunes, 11 de junio de 2018

Entrega

Me invade el deseo de la entrega absoluta, de la ofrenda y la sumisión, sin impedimento ni pasado, deseo sentir lo que es abandonarme totalmente a alguien.

Quiero entregarme a usted, que más que hombre, es idea. Deseo ser suya de forma absoluta, pertenecerle y obedecerlo.

Tómeme.

Quiero acercarme al Thanos y al Eros al mismo tiempo, tomada de su mano. Quiero disfrutar del abandono que solo se consigue a través de la fragilidad, de la fugacidad, sin promesas, mi aquellas mentiras de permanencia.

Quiero pertenecer, sin siempres, entregarme, sin condición, embriagarme de instantes, poseida, extasiada y estremecida... Servir y obedecer, siempre antes del amanecer.

Pavimento mi camino al infierno, sin dudar, sin temblar, sin mirar atrás.

Porque siempre he sido más suya que de otro, porque siempre Lucifer ha visto a través de todas las máscaras y las fachadas construidas arduamente.

Porque el demonio sabe nadar, y por eso entiende mi deseo de ahogarme, el conoce de deseo y de naturaleza, por eso no se asusta con la sordidez que llevo dentro.

Dios nunca aprendió a nadar, ni a comer, ni a beber, el no sabe de lujuria ni de pecado, no sabe de vorágines ni decadencia... Diablo, en cambio, es nuestro maestro, y el camino hacia él, el camino que recorro, está franqueado por maravillas y tentaciones.

Tómeme, Lucifer, me ofrezco humildemente, totalmente, con nada más que mi propia entrega.

No hay comentarios:

Publicar un comentario