lunes, 11 de febrero de 2019

A: La esperanza

Quiero fecundar mi vientre emplumado,
no con amores ni con canciones,
no con abrazos o amistades,
lo fecundaré de naturaleza y campo.

Quiero dejar todos mis cariños atrás,
todos los delirios que alguna vez fueron amores,
todas esas ilusiones que por siempre fueron
el engaño de la mente ególatra.

Pues nunca, a nadie,
he querido tanto como me quiero a mi misma.
Pues nunca, con nadie,
he disfrutado de la vida como lo hago en soledad.

Los enamoramientos, los demás,
son solo una excusa, 
una perversión de mi propia necesidad,
una búsqueda, una pequeña esperanza.

De sufrir, sufrir hasta no poder mas,
sufrir hasta escupir en una vorágine de letras,
toda la amargura, toda la frustración,
todas las huellas de la soledad.

Escupir los tenues fragores de las noches inolvidables,
las sucias caricias del sexo con amor,
el aguasangre de las heridas consentidas.
Escupirlo todo, que me purifique el dolor.

Que el sufrimiento me haga casta,
que sea incapaz del egoísmo, 
que me convierta en la utilitarista abnegada.

Que alguien, quien sea, quien quiera,
me obligue a pagar mis deudas,
pues no puedo con esta carga,
no puedo con tanta violencia en mi consciencia,
no puedo con tanto dolor ajeno, 
con tantos ojos empañados,
con tantas preguntas insatisfechas.

Que llegue el bendito karma y me destroce,
que me abandonen sangrando,
pues la sangre y el dolor lavaran mi espíritu,
Y al fin podré de nuevo, con miedo y reserva,
Amar.

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