miércoles, 6 de julio de 2011

Defensa...




Y entonces, ahora soy una malvada arpía, aun cuando recuerdo que hace tiempo era una amada princesa.

Es curioso como las personas que mas me han conocido son las primeras en alzar las armas contra mí, gracias a juicios apresurados y la imputación de crímenes que jamás he cometido.

Y no, no es que sea una pobre víctima inocente, es cierto que cargo con culpas y con cicatrices, es verdad que he cometido crímenes... Pero también es cierto que las peores condenas que he recibido han sido injustas, y más que nada, han sido dolorosas, pues mis jueces a pesar de conocerme tan profundamente, a pesar de haber conocido mi esencia y mi filosofía… Se han vendado los ojos ante mi inocencia.

La justicia cojea pero llega, creo que en mi caso y en muchos otros a la justicia la han asesinado, pues aquella esbelta y ciega doncella no se ha presentado en las ocasiones en las que se le ha requerido.

Mis jueces han escuchado y creído testimonios falsos, los han tomado como ciertos, aun cuando se jactaban de sus capacidades para destilar la verdad que tienen todas las mentiras.

Si bien es cierto que dañe y herí, es completamente falso decir que vendí o traicione.

Y aun así, se que existe la posibilidad de que siempre aparezca como culpable en un crimen que no perpetre, del que no tenía idea.

Solo aclaro que este no es un intento de demostrar mi inocencia, es un desesperado ruego para que me expugnen de esta condena.

Mis condenas y crímenes ya son una carga suficiente, no quiero arrastrar también culpa por aquello que no he cometido…

Y a mi mas reciente juez solo le digo que si fue capaz de creer que hice algo contra lo que toda mi naturaleza y mi ser se rebelaría… Pues entonces he de pensar que no me conoció tan bien como ambos asegurábamos.

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